Todos los viernes voy a casa de los abuelos a recogerla. Al principio Prada vivía conmigo. Pero han pasado 10 años y la ayuda de mis padres ha sido fundamental para garantizar su máximo confort y su maravillosa calidad de vida. Mi padre no puede vivir sin ella y yo tampoco. Así que acordamos custodia compartida, jaja. Ellos de lunes a viernes y yo el fin de semana. Y así es como la chuchilla lleva una vida tan cargada de amor que sólo podría denunciarnos por cansinos, pesados y pastelones.
a walk with her, little Pradita
13 enero, 2019